Película «Family Romance, LLC» de Werner Herzog

Werner Herzog afirma en una de las entrevistas que dio al estrenarse este film: «El siglo XXI será un siglo de soledad». Con la revolución tecnológica, los teléfonos, el internet y las redes sociales, nos iremos alejando cada vez más de la realidad. Nos mantendrán más conectados a otros para desconectarnos de nosotros, y también de los otros. Si desde siempre ha existido la mentira, ahora con estas nuevas herramientas se potenciará a un límite jamás imaginado. Y es que de eso trata esta película: la farsa del engaño. Casi que un documental, pues dentro de todo, nos cuenta una historia que es cierta: una empresa japonesa que se dedicar a poner en renta a su personal para suplantar identidades que la gente necesita y contrata para satisfacer carencias o vacíos, engañar para complacerse o complacer a otros. Family Romance LLC en realidad existe, en Japón. El protagonista Ishii Yuicho es el mismísimo dueño de aquel negocio que se lucra de las mentiras que se hacen pasar por un familiar, un amigo, una relación perdida que es necesario sanar. Seguimos, a través de la cámara que el mismo Herzog lleva todo momento en la mano, la historia de una madre que contrata los servicios para que alguien se haga pasar por el padre de su hija, y así, además de que ella tenga padre, gane su confianza y pueda acercarse más a ella. Pero todo es una mentira: el padre que es actor, las verdades que le cuenta la niña, lo que sube a sus redes sociales y las historias que se inventa. La madre que termina cayendo en su propia trampa, el hotel cuyo personal son solamente robots, y hasta los peces en el acuario también lo son. La muerte falsa para terminar con la falsedad, o la influencer que contrata a la agencia para fingir que tiene a una multitud de paparazzi fotografiándola en una calle concurrida. La felicidad de la mujer que ha ganado la lotería y se da cuenta que la felicidad no era el dinero sino la sensación ganar. Lo que se apuesta una y otra vez. Los rituales para saber el destino y los trenes que salen a destiempo. Werner Herzog utiliza su maestría para que, de una historia real, aún con las ficciones que él le impregna, nos traguemos todos su obra como verdadera, y para que al pasarnos por la garganta nos deje un sabor amargo. ¿Y si mis padres también fueron contratados por una agencia similar? Se pregunta el protagonista que es el dueño de esta tienda de disfraces. ¿Y si todo ha sido también una mentira? ¿Y si nada de esto, para todos, ha sido real? Nos cuestionamos al final. Y entonces entendemos que las mentiras son necesarias, en pequeñas dosis, y que son parte de nuestra naturaleza para sobrevivir en un mundo en donde cada vez hay más trucos y engaños.

Víctor Daniel López
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